Tras permanecer 67 días en el que ha podido ser el altar de cultos con mayor duración de nuestra historia, nuestros Sagrados Titulares volvieron anoche a su capilla ante la próxima reapertura de la Parroquia de San Felipe Neri, cuya fecha se comunicará en estos días una vez nos la anuncie nuestro Director Espiritual.

En este mes de María, la Santísima Virgen de Consolación y Lágrimas se presenta ataviada por primera vez, después de su restauración, con su característico color malva. La Señora porta el manto bordado en oro sobre terciopelo malva, saya de tisú blanco bordada en oro y la corona real de Manuel Seco Velasco de 1946. En su mano lleva un rosario de azabache negro en memoria de las víctimas de la pandemia.

Además, la imagen de San Juan Evangelista estrena una esclavina de terciopelo burdeos, la cual iba a ser estrenada el pasado Miércoles Santo.

Con nuestros Sagrados Titulares de nuevo en su capilla, volvemos a pedirle al Señor de la Sangre y a su Bendita Madre por los enfermos, los fallecidos y por el fin de esta pandemia. Que Ella nos acoja siempre bajo su manto malva.

 

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