María Santísima de Consolación y Lágrimas

Autor: Anónimo, atribuida a Antonio del Castillo, aunque sufre determinadas transformaciones con las sucesivas restauraciones
Año: Siglo XVII | Restauraciones: En 1929 y 1931 por Francisco Palma García. En 1939, por Francisco Palma Burgos. En 1972, por Luis Álvarez Duarte. Finalmente, en 2019, por Francisco Naranjo.

 

María Santísima de Consolación y Lágrimas es una talla anónima del siglo XVII, aunque atribuida a Antonio del Castillo, según el último estudio del historiador del arte Jesús Romero, realizado durante la restauración acometida en 2019 por Francisco Naranjo. Tradicionalmente, la imagen de Nuestra Sagrada Titular había sido atribuida al escultor malagueño Fernando Ortiz, estableciendo su creación en plena centuria dieciochesca. Sin embargo, tras este último proceso de restauración y el preciso estudio de Romero Benítez, tiene más peso la adscripción al foco artístico antequerano del escultor Antonio del Castillo.

La Imagen fue bendecida el domingo 10 de marzo de 1929, en el último día del devoto Quinario de Cuaresma que por aquella época se realizaba en honor de Nuestro Padre Jesús de la Sangre, por el entonces Obispo de la Diócesis, San Manuel González García.

La Virgen es una Imagen de candelero, presentando talladas la cabeza, el cuello perfectamente anatomizado y las manos. De belleza juvenil, presenta ojos grandes, cejas enarcadas, nariz recta y labios carnosos. La leve abertura de la boca deja ver la dentadura de la talla.

María Santísima de Consolación y Lágrimas se incorpora a la Archicofradía gracias al entusiasmo de don Antonio Baena Gómez, Hermano Mayor durante la década de 1920, siendo además el propietario de la Imagen, quién la tenía en su oratorio particular desde la adquisición de la talla. El nombre de la Imagen se atribuye también al ingenio de don Antonio Baena.

Debido a las inclemencias meteorológicas, su primera salida procesional no pudo llevarse a cabo el Miércoles Santo de ese año tal y como estaba previsto, siendo al día siguiente, Jueves Santo, cuando la Virgen recorrió las calles malagueñas por primera vez. Para dicha ocasión, el imaginero antequerano, Francisco Palma García, a petición del propio Baena realizó la primera de las restauraciones que sufrió la Imagen, sustituyendo las primitivas manos, con dedos entrelazados, por otras extendidas. Igualmente, se adquirieron enseres y accesorios para el culto interno y externo de la Virgen.

Durante los hechos acaecidos en Málaga en mayo de 1931, la Imagen es profanada, salvándose milagrosamente la cabeza. Francisco Palma García reconstruye la talla en 1932, conservando el rostro original, que se caracterizaba por tener los ojos almendrados, nariz recta y boca entre abierta, siendo considerada una de las joyas de la imaginería andaluza del momento. Tras esto, la Imagen sobrevive también a la Guerra Civil, aunque no vuelve a procesionar hasta 1945.

En 1972, la Imagen es restaurada por el imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte, quien realiza una serie de cambios en su fisonomía, sobre todo en la morfología de sus ojos, dándole además una nueva policromía, confiriéndole la fisionomía que mantuvo desde ese momento hasta septiembre del año 2019, momento en el que la imagen es retirada del culto para su restauración por Francisco Naranjo, quien recuperó la encarnadura original, oculta bajo las diferentes capas de policromía de las diversas restauraciones anteriores y que realizó, además, un nuevo juego de manos para la Dolorosa. Igualmente, realizó nueva devanadera y corpiño, así como mejoras internas.

La Archicofradía celebra su onomástica el primer domingo de septiembre, siendo el día 4 del mismo mes la Festividad de Nuestra Señora de Consolación. En el mes de octubre se realiza el rezo del Santo Rosario por las calles de la feligresía. En Cuaresma, la Archicofradía le dedica Solemne Triduo junto al Santísimo Cristo, así como Función Principal. Finalmente, María Santísima de Consolación y Lágrimas procesiona en la tarde del Miércoles Santo.