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La iglesia de la Santa Cruz y San Felipe Neri de Málaga capital se encuentra circundada por las calles Gaona, Guerrero, Parras, Cabello y la Plazuela Santísimo Cristo de la Sangre.
Fundación de la iglesia
El origen de esta iglesia se halla en las actuaciones del segundo Conde de Buenavista, Antonio Tomás Guerrero Coronado y Zapata, que tras enviudar por segunda vez decidió ordenarse sacerdote. Solía asistir a las meditaciones organizadas por la Escuela de Cristo, que por aquellas fechas carecía de sede fija.
En 1719 adquirió unas casas para su retiro en la calle Gaona, y contigua a éstas, en la entonces plaza de Canteros, decidió construir una capilla que sirviese de sede a esta institución, dedicándola a San Felipe, porque las meditaciones propugnadas por la Escuela de Cristo se hallaban en la misma línea que las de la orden filipense, que había llegado a Málaga en el siglo XVIII.
Entre 1720 y 1730 se edificó la pequeña capilla de planta octogonal o circular, atribuida al arquitecto Felipe de Unzurrúnzaga, que en la actualidad es el presbiterio.
Mediante una carta el 11 de noviembre de 1738, el obispo de Málaga, Gaspar de Molina, solicita la cesión de la iglesia a los Padres Filipenses, hecho que se produce a inicios de julio de 1939 por parte del Condo de Buenavista.
La iglesia se componía de una capilla superior y otra subterránea o cripta, una sacristía, numerosas ornamentaciones, esculturas, pinturas, una vivienda situada junto a la iglesia, y varias casas situadas en calles aledañas para el sostenimiento de la Congregación.
El uso de la capilla subterránea se cedió a la Escuela de Cristo, aunque esta fuera propiedad de los Filipenses, con bóveda anular rebajada en torno a un soporte central.
El 11 de julio de 1739, se llevó a cabo una procesión que desde la catedral se encaminó hasta la nueva iglesia con la efigie de San Felipe. Asistieron los dos cabildos, cofradías, parroquias y comunidades religiosas. Al día siguiente, 12 de julio, se ofició la primera misa en la nueva iglesia.
Ampliaciones
Las dimensiones de la nueva capilla, bastantes reducidas, unidas a los ejercicios espirituales que organizaba la congregación filipense y las actividades de las numerosas instituciones pías que tuvieron sede en esta iglesia, explican que pronto necesitase una ampliación.
El obispo de la diócesis malagueña, el agustino Fray Gaspar de Molina y Oviedo, determina la necesidad de esta ampliación, cuyos gastos correrían a cargo del Conde de Buenavista. Sin embargo, la muerte de ambos en 1744 y 1745, respectivamente, frustró el proyecto.
La idea siguió viva con la llegada del padre Cristóbal de Rojas y Sandoval a la Congregación de San Felipe. Así pues, desde 1756, con el apoyo de los obispos de Málaga, Juan de Eulate y Santa Cruz y Manuel Ferrer y Figueredo, se llevaron a cabo distintas fases de construcción en donde se estableció la Casa de Estudios y la ampliación del templo, anexionándose a la capilla octogonal primitiva, que desde entonces funcionaría como presbiterio, una nave elíptica con atrio. Las trazas iniciales fueron encargadas al arquitecto lucentino José de Bada y Navajas, aunque las obras las dirigió Antonio Ramos Medina y las ejecutaron Joaquín Daniel y Antonio Cháez. Algunas características arquitectónicas del nuevo templo presentan similitudes con otras obras del arquitecto Felipe de Unzurrúnzaga, que ya había trabajado para el conde de Buenavista en la cripta y camarín de la iglesia de la Victoria.
Las obras de la iglesia, en su fase final en 1778, serían dirigidas por José Martín de Aldehuela, que en 1790, empezaría a construir el tabernáculo realizado con un diseño neoclásico en mármoles polícromos y madera que los imita. En 1795, estuvieron terminados el tabernáculo y el altar mayor, celebrándose una solemne procesión para colocar el Santísimo. También en 1795, se hizo la sacristía, atribuida a Martín de Aldehuela. La fachada de la iglesia responde a un diseño clásico, con portada de dos cuerpos entre dos torres salientes. Junto a la iglesia se encuentra el Convento de los Filipenses, que desde 1846 fue sede del Instituto Provincial de Segunda Enseñanza, hoy de Enseñanza Secundaria, que ostenta el nombre de Vicente Espinel.
La construcción de la iglesia dio lugar a una remodelación urbana de la zona, pues si bien la primitiva capilla quedaba integrada en el caserío, la extensión de la nave congregacional, que fue autorizada por el cabildo Municipal en 1755, supuso la ocupación por ésta de la primitiva plazuela de los Canteros y la compra y demolición de las casas que lo rodeaban para dejar despejado el volumen del templo. Así el trazado actual de las calles aledañas al templo sigue la misma distribución barroca que se marcó en el siglo XVIII.
Desamortización, República y Guerra Civil
Con el asentamiento liberal de 1833, se produce la desamortización eclesiástica, mediante Real Decreto del 8 de marzo de 1836, que disponía de la supresión de todas las casas de religión, incluidas la de los Filipenses malagueños. El 1 de agosto de 1841, la iglesia se erigió en parroquia, quedando como filial de la Parroquia de los Santos Mártires.
Posteriormente, en tiempos de la Segunda República Española, el 12 de mayo de 1931, la iglesia fue saqueada por un grupo de descontrolados que intentó prender fuego a la sacristía sin conseguirlo. Años más tarde, también sería saqueado el templo con motivo de la Guerra Civil, en 1936, perdiendo de esta manera el patrimonio cultural que atesoraba la parroquia. Solo pudieron salvarse la imagen de Nuestra Señora de los Dolores de Servitas y el Cristo de los Afligidos.