La Parroquia de la Santa Cruz y San Felipe Neri es nuestra actual Sede Canónica, pero no debemos olvidar que, durante más de cuatro siglos, la Archicofradía de la Sangre tuvo como sede el Convento de Nuestra Señora de las Mercedes que se ubicaba en la Plaza de la Merced.
Allí se trasladó nuestra Archicofradía cuando la Orden de la Merced levantó el templo, se celebraron los solemnes cultos con grandes predicadores de la época y tuvo lugar la primitiva salida procesional del Santísimo Cristo de la Sangre. También este templo fue testigo de la bendición de María Santísima de Consolación y Lágrimas y de la fundación y primera reunión de la Agrupación de Cofradías de la Semana santa de Málaga, de la que nuestra Archicofradía fue miembro fundador.
El Convento de la Merced y su iglesia fue la casa que nos acogió durante gran parte de nuestra historia, es por ello que no queremos dejarla en el olvido.
Reseña histórica
La historia de la iglesia de la Merced viene ligada a la llegada de la Real, Militar y Celeste Orden de Nuestra Señor de la Merced, redentora de cautivos, a nuestra ciudad en las postrimerías del siglo XV, concretamente en el año 1499.
Tras permanecer los primeros años en una ermita ubicada entre el cerro de San Cristóbal y Gibralfaro, en 1507, la Orden obtiene un solar frente a la Puerta de Granada, en el arrabal de los ganados, consagrándose su iglesia en 1509.
En esos terrenos fue donde construyeron la primitiva iglesia y convento, hasta que en 1792, debido al crecimiento de la población, se construye una nueva iglesia más amplia y de más importancia que la antigua, dando su fachada principal a la Plaza de la Merced, siendo erigida como parroquia en 1835 por Decreto Episcopal.
En el año 1884 sufre grandes desperfectos debido a un terremoto, debiendo de ser demolidos el último cuerpo de sus torres, desapareciendo el campanario y los capiteles de cubierta, que nunca volvieron a ser colocados.
Cabe destacar que, además de nuestra Archicofradía, la iglesia de la Merced también fue Sede Canónica de Hermandades como la de Nuestra Señora de la Piedad, la de la Humildad, la de Llagas y Columna, la Sagrada Cena, el Descendimiento, los Gitanos y la de Viñeros.
Sin embargo, el año de 1931 marcaría irremediablemente la historia de la iglesia, ya que en ese año fue, junto con muchos de los templos y conventos de la ciudad, saqueado e incendiado, siendo pasto de las llamas y permaneciendo desde ese momento en estado de ruina y abandono. Así permaneció hasta el final de la década de 1970, cuando se produce su demolición, poniendo punto final a casi 500 años de historia.