María Santísima de Consolación y Lágrimas ha amanecido esta mañana ataviada de luto en la parroquia de San Felipe, estrenando la «Diadema de 1929» y recreando aquella estampa histórica que nuestros predecesores archicofrades contemplaron cuando la Imagen llegó a la Archicofradía. La Santísima Virgen está estrenando, además, un puñal de plata, regalo de unos devotos.

La estampa, recreación de la histórica foto de la bendición de la talla de la Virgen en 1929, ha sido posible gracias a las sucesivas donaciones de una familia que, movida por la devoción y el amor a nuestra Bendita Titular, ha sufragado tanto la restauración de la Imagen como el diseño y posterior ejecución de la nueva ráfaga.

La restauración de la Santísima Virgen y el diseño de la ya conocida como “Diadema de 1929” han sido ejecutados por Francisco Naranjo Beltrán que, tras recuperar el esplendor de nuestra Madre Bendita, supo plasmar en el papel con gran acierto la anhelada presea, ejecutada magníficamente por el orfebre José Ismael Moya Bos.

Después de 91 años, gracias a la conjunción del trabajo y buen hacer de los dos artistas y el amor de sus devotos, María Santísima de Consolación y Lágrimas nos retrotrae al esplendor que vivimos en nuestra añorada iglesia de la Merced.

A Ella le pedimos por todos nosotros y, muy especialmente en este mes de noviembre que está a punto de comenzar, por nuestros hermanos difuntos.

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